sábado, 31 de enero de 2015

¿PODREMOS?


Observo en la televisión la movilización de PODEMOS en Madrid y se me ponen los pelos de punta. En la Historia hay momentos únicos e imparables; hay días en que la ciudadanía se alza y se moviliza detrás de una idea y no hay ya quien la detenga. Y eso es lo que está sucediendo, para bien o para menos bien. Durante años, gente honesta, formada, concienciada, dispuesta a arriesgarse, ha trabajado para el día en que llegase un momento como este. Pero no siempre el premio se lo lleva quien se lo ha trabajado. El caso de los comunistas y después de Izquierda Unida es trágico, lamentable, pero muy ilustrativo. Durante el Franquismo, los viejos comunistas se jugaron el tipo y muchas veces la vida, para traernos un sistema decente y acabar con la dictadura, pero llegaron a última hora los “neo sociatas” de Felipe, con la pasta gansa de los socialdemócratas alemanes y el consentimiento tácito de los aperturistas del Régimen, desplazaron a los socialistas históricos de LLopis y se hicieron con el predominio de la Izquierda, instaurando el bipartidismo de la Transición, con todas sus imperfecciones y corruptelas. Cuando el comunismo soviético cayó con el muro de Berlín y enseñó sus vergüenzas, las fuerzas clásicas de la Izquierda se reagruparon en Izquierda Unida y trabajaron denodadamente para acabar con el bipartidismo y las castas políticas prepotentes y corruptas, pero cuando llegó la hora de la crisis, surgió un impreciso movimiento de jovencitos – el 15-M - que decían, algunos, no todos, que no eran de derechas ni de izquierdas, y convencieron a los votantes concienciados para que se quedaran en casa. Fastidiaron al PSOE y le dieron en bandeja la victoria por mayoría absoluta al PP de Rajoy. La culpa en parte la tuvo un correoso Cayo Lara que colaboró a la debacle sociata con su obtusa campaña de que votar al PSOE y votar al PP era lo mismo. Y ahora, cuando llega el año de las mil y una elecciones, cuando se prevé el surgimiento inevitable de una democracia del pueblo que sustituya al sistema que se derrumba, ese heterogéneo movimiento del 15-M ha parido una nueva formación, que no sé si llamarla partido, mediática, informática y “modelna” donde millones de personas de esas que decían que ya no iban a votar nunca más, van y se animan a marchar detrás de Pablo Iglesias II y sus eslóganes facilones: “Podemos”, “La Casta”, “tic-tac, tic-tac…” La verdad es que detrás de ellos hay una ideología muy imprecisa y hasta cierto punto equívoca, pero es lo que hay. El Pueblo se mueve y todo lo que suena a viejo, incluída Izquierda Unida, ha quedado muy cuestionado. 
            Yo pienso que los viejos luchadores de Izquierda Unida lo hubieran hecho mejor, si el pueblo hubiera confiado en ellos, y que los bisoños líderes de PODEMOS están condenados a repetir todos los errores que cometió la Izquierda en el último siglo. Pero, ya digo, es lo que hay. Y ya no se trata de subirse al carro del ganador, es, simplemente, aceptar lo inevitable. Que se hunda el viejo régimen, aunque ese naufragio arrastre a gente honesta y luchadora, para que pueda venir al fin el empoderamiento de la ciudadanía. Que ya iremos denunciando los errores y las miserias que vayan surgiendo. Como afirmaba una vieja representación teatral que vi en mi juventud –“La Muralla China”-, no se puede poner barreras a la Historia. Si al fin podemos, podremos y bien venido sea PODEMOS.
               Aunque yo no me quedo tranquilo del todo.
               La vida, y sobre todo la política, es muy injusta.
           

                                                                              Miguel Ángel Pérez Oca.

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